A menudo hemos hablado en este blog de lo importante que es darle un buen repaso a un documento de texto antes de entregarlo (a quien sea: a un cliente, a una editorial, a un organismo oficial…). Y, en líneas generales, siempre nos hemos centrado en pulir errores ortográficos, gramaticales y estilísticos. No en vano, cuidar estos detalles equivale a cuidar nuestra imagen, pues el texto se convierte en un espejo que refleja cuan profesionales somos… o no somos.
Sin embargo, algo que no habíamos mencionado hasta hoy son los errores de formato. Y también en eso hay que poner especial atención, ya que presentan un aspecto visual muy marcado que puede decir de nosotros mucho más de lo que imaginábamos. Un texto antiestético, de formato irregular o inadecuado, puede convertirse en una barrera insalvable que nos aleje definitivamente del contenido. Así que veamos algunos de los peores errores que pueden cometerse al respecto.

ESPACIOS A GOLPE DE “ENTER” ENTRE PÁRRAFOS O BLOQUES DE TEXTO, O DETRÁS DE TÍTULOS
Un clásico. ¿Qué estos dos párrafos están demasiado pegados? No pasa nada: le doy un teclazo al “enter” y solucionado. ¿Qué el cuerpo del texto me sale muy pegado al título? Ningún problema: ¡dos buenos teclazos al “enter” y santas pascuas! Fetén, nos ha quedado una chapuza preciosa. Para solucionar este clásico de las aberraciones, no tenemos más que recurrir a la adición de espaciado anterior o posterior (o ambos, depende) en el menú de “Párrafo”.

USO DE TABULADORES PARA SANGRAR. Otro error muy de la Edad del Bronce, pero que todos hemos cometido alguna vez. Aunque, en la Edad de Piedra de este error, los hay que recurren nada menos que a la barra espaciadora (¡glups!). Lo único que conseguimos con esto es una distribución desigual de las primeras líneas de párrafo. Si el programa que estamos usando es Word, mejor recurrir a la opción sangría de primera línea en “Párrafo”.

ALINEAR CON TABULADORES (O, DE NUEVO, ¡CON ESPACIOS EN BLANCO!). Segunda metedura de pata que merece un puesto honorífico en el Museo de las Chapuzas de Formato. Si quieres alinear el texto a la derecha, no te desgastes el dedo pulsando la barra espaciadora hasta hacerla coincidir más o menos con el margen derecho. Tampoco vale tirar por la barra espaciadora, al menos si no quieres quedar como si acabaras de caerte del guindo. De nuevo, nuestra amiga la pestaña de “Párrafo” nos dará la clave para hacer esto de forma más profesional.

SEPARAR CAPÍTULOS MEDIANTE DECENAS DE “ENTERS”. Suponemos que a estas alturas ya te habrá quedado claro que la tecla “enter” es poco menos que el anticristo del formato. Se usa para todo, y casi siempre mal. Si llegas al final de un capítulo y no quieres comenzar el siguiente en la misma página, no te pongas a darle a la tecla del “enter” como si no hubiera un mañana hasta ubicarla en la página siguiente. Mucho más profesional y sencillo es recurrir al llamado “salto de página”, que encontrarás en el menú “Insertar” de Word.
De modo que ya sabes: déjate de tanto “enter” y tanto espacio sin ton ni son. Tu imagen te lo agradecerá. Y tus textos también.

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