La llamada «era digital» ha puesto a prueba a muchos aplicando ese viejo dicho que reza «renovarse o morir». Porque, en efecto, con las nuevas tecnologías se ha desplegado todo un abanico de nuevos mercados que algunos han sabido explotar (y que otros quizá no tanto). Sea como sea, lo que está claro es que las redes sociales han acabado adquiriendo una gran importancia para muchas empresas, sobre todo a la hora de adquirir nuevos clientes, a veces incluso más allá de sus fronteras físicas (un concepto este último puede que ya un tanto obsoleto, a estas alturas). Y por eso resulta tan importante no echar a perder las posibilidades que nos brindan incurriendo en algo tan tonto como un texto mal escrito o, quizá, mal traducido.
Veamos, pues, algunos de esos errores que podemos (pero no debemos) cometer cuando traducimos en el entorno de las redes sociales.
PECAR DE DESIDIA. En realidad, podríamos argumentar que esta es la madre de todas las meteduras de pata, pues de ella se derivan las que veremos después. Si no tienes clientes de primera y clientes de segunda, ¿por qué vas a tratar una traducción como un texto «de segunda»? Ponle tanto esmero como le pondrías a un texto escrito en tu idioma, pues las lamentables consecuencias de no hacerlo son mucho más predecibles de lo que tal vez sospechas.
FIARTE DEMASIADO DE LA TRADUCCIÓN AUTOMÁTICA. Ya lo hemos dicho en otras ocasiones: las herramientas de traducción asistida pueden ser de gran ayuda en ocasiones… si se saben usar bien. Pero mucho nos tememos que el lenguaje comercial no siempre es el más adecuado para pasar por esas trituradoras de palabras. La sintaxis se complica en ocasiones, los juegos de palabras van que vuelan, el contexto se convierte en un arma de doble filo… Y desengáñate: todos esos elementos siempre te los va a trabajar mejor un traductor profesional, quien sabe perfectamente, por ponerte un ejemplo, que el equivalente español de un hashtag como #MeToo no es #Yo también (como, en efecto, te lo traduce Google Translate, ¡con espacio de separación incluido!), sino #Cuéntalo.
Y HABLANDO DE CONTEXTO… No podemos olvidar que, a la hora de transmitir un mensaje para vender un producto o servicio, los factores culturales específicos van a adquirir un enorme peso. Ocuparnos de este aspecto es, en resumidas cuentas, lo que conocemos por «localización». Y esto va ya no solo por el texto en sí, sino incluso por las imágenes que podamos emplear, pues las que se interpretan de determinada manera en un contexto cultural específico tal vez no significan nada en otro (o peor: «significan» justo lo contrario).