Conocemos por “espacio fino o negativo” a uno de los principales recursos del diseño gráfico: aquel espacio en blanco un poquito más estrecho que el “normal”, es decir, más estrecho que el que se pone mediante la barra espaciadora para separar de forma convencional palabras. Se trata de un espacio que, por sí mismo, no separa en realidad el carácter al que va unido. Dicho en otras palabras, la separación se produce de forma meramente visual, y por tanto no descuadra la maquetación (no deja el espacio en una línea y el carácter en la siguiente, por poner un ejemplo específico).
Sus usos son muy variados y pueden atender tanto a reglas ortográficas como a meras convenciones (y conveniencias) de maquetación: como separador de miles en las cifras de más de cuatro dígitos (por ejemplo, ”80 000”), entre un número y el signo de porcentaje (“30 %”), entre magnitudes y sus unidades (“27 km”), para separar las iniciales en nombres compuestos (“J. R. R. Tolkien”)… Pero, como anticipábamos al principio de este párrafo, también hay casos que exige no tanto la gramática como la maquetación en sí: desde la superposición de caracteres debida a una tipografía específica en un estilo concreto (palabras en cursiva que se superponen al signo que va a continuación, sin ir más lejos) hasta alinear letras o palabras para así realizar ajustes “ópticos” e incluso corregir ciertos blancos descompensados en la página.
Como vemos, se trata de un tema a menudo imperceptible, pero desde luego mucho más presente de lo que pensamos. Ahora bien, ¿cómo podemos insertar espacio fino? Depende del programa informático que estemos empleando. Vamos a centrarnos en los dos más usados actualmente.
MICROSOFT WORD
Hay dos modos posibles:
• En la barra superior: Insertar → Símbolo → Espacio fino
• Pulsar simultáneamente Alt + 08201
ADOBE INDESIGN
También tenemos dos modos posibles:
• En la barra superior: Texto → Insertar espacio en blanco → Espacio fino
• Pulsar simultáneamente Ctrol + Alt + Mayús + M (o bien, Ctrol + Alt + Shift + M si usas Macintosh).
Así que ya sabes: familiarízate con el espacio fino y no temas usarlo (siempre con sabiduría, eso sí). Un elemento sutil que a menudo diferencia no solo los textos bien y mal escritos, sino los textos bien y mal maquetados.