Traducir de un idioma a otro siempre tiene sus complejidades, da igual el tipo de texto al que nos enfrentemos. Pero lo cierto es que la traducción editorial presenta una serie de complejidades muy específicas que podemos llegar a desatender por diversas razones: porque las damos por sentadas, porque las damos por aprendidas o incluso por (mala) influencia de la propia lengua de origen, que en ciertos casos es más contagiosa que el coronavirus.
Así pues, en la entrada de esta semana comenzaremos (ya hemos dicho que es un tema con enjundia) a ver algunas de ellas, así como sus posibles soluciones.
ERRORES ORTOGRÁFICOS: Este primer punto es como un monstruo de mil caras, pues abarca meteduras de pata de muy diversa índole. Una de ellas es transferir al español todas las cursivas del texto. En inglés, por ejemplo, se usan muy a menudo con una voluntad enfática, pero en un texto literario español ese uso es menos habitual (repetimos: “menos habitual”, que no “inexistente”). Entonces, ¿cómo mantenemos tal énfasis? Pues dependerá de cada contexto. Una opción puede ser el uso de comillas. Aunque no siempre es la mejor solución. Imaginemos la oración “This is your fault”, donde se ha resaltado en cursiva el posesivo “your”. Podemos traducirlo, por ejemplo, como “Esto es culpa tuya y de nadie más” o “Esto es culpa tuya y solo tuya”, pues con las coletillas “y de nadie más” o “y solo tuya” estamos marcando el énfasis. Aunque quizá haya traductores poco partidarios de enrevesarlo tanto y consideren que “Esto es culpa tuya”, sin cursivas ni nada, ya hace bastante énfasis, al tratarse de una acusación muy poco directa (¿de quién va a ser, si no?).
Otro error estrella consiste en expresar mal los diálogos. En inglés suele hacerse con comillas, sí, pero ese no es el uso adecuado en español (aquí las comillas las usamos para expresar pensamientos, por ejemplo, o citas directas aisladas). Si tienes dudas, te recordamos que en este mismo blog dedicamos en su momento una entrada a la puntuación de diálogos en traducciones al español.
Y tenemos muchos más errores al acecho, como no incluir la coma del vocativo ni la que suele ir antes de “pero” (seguramente, por contagio del inglés en ambos casos), pero sirvan estos ejemplos como… en fin, como ídem.
ERRORES GRAMATICALES: Y si el punto anterior era el monstruo de las mil caras, este es ya el Kraken, porque no hay por donde cogerlo. De nuevo, veamos algunos casos como para “cubrirse de gloria”:
• Abuso de posesivos. En inglés no es tal abuso, claro, allí está más que aceptado ponerle la etiqueta de propiedad a todo lo que se mueve. Pero en español disponemos de una amplia gama de recursos que pueden denotar con mayor sutileza el “propietario” sin tener que recurrir a un posesivo. Así pues, si nos encontramos un “She shook MY hand”, ¿para qué vamos a traducirlo como “Me estrechó MI mano”? Si decimos “Me extrechó LA mano”, ese “me” deja más claro que el agua que la mano que estrechó fue la mía, no la del vecino de mesa.
• Abuso de voces pasivas. Que sí, que en español también disponemos de la pasiva y podemos usarla, pues a fin de cuentas para eso está. Pero tampoco hace falta que respetemos en español todas y cada una de las voces pasivas que nos aparecen en un texto (y ojo, porque en uno inglés pueden llegar a aparecer MUCHO). La fluidez de nuestro texto nos lo agradecerá.
• Abuso de adverbios con la terminación “-mente”. Se trata de un caso similar al anterior: ¿existe ese tipo de adverbios en español? Por supuesto. ¿Se pueden usar? Faltaría más. ¿Se pueden usar tan a discreción como en inglés? Pues no. ¿Y por qué? Pues por razones de fluidez, más que nada. Te lo mostramos con un ejemplo: el adverbio “quickly”. Consta de solo dos sílabas. Si somos tan sumamente respetuosos con el inglés que nos dolería en el alma no traducirlo por un adverbio con terminación “-mente”, lo que tendríamos sería “rápidamente”, que consta de cinco sílabas. En cambio, si optamos por “rápido” o “deprisa”, vale que seguimos sin quedarnos en las dos sílabas del inglés, pero al menos nos quedamos en tres (y quizá te sorprenda, pero a efectos de ritmo estaremos siendo más fieles al texto original de lo que pensábamos con la otra opción).
Y con esto lo dejamos por esta semana. Pero no te vayas muy lejos, pues en breve volveremos con una segunda ronda de “horrores” de traducción editorial.
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