El mes pasado nos detuvimos en los distintos modos de organizar un párrafo. Pero ¿significa eso que todos son iguales por naturaleza? En absoluto. De hecho, hay diversas modalidades de párrafo, como vamos a ver en esta entrada. Y conviene al menos que los conozcas, si aspiras a mejorar la eficacia de tu escritura.
Aunque pueden clasificarse en función de su forma (con o sin sangría, columnados…), lo que nos interesa aquí en realidad es su clasificación según el contenido, así que nos centraremos en lo que consideramos sus cinco tipos fundamentales.
DESCRIPTIVOS: Su función es presentar una imagen “sensorial” a base de palabras, una especie de retrato de determinados atributos (de una persona, de un objeto, de un lugar, de una situación…). Lo importante es aportar detalles significativos que ayuden a dibujar una imagen específica en nuestra cabeza. Por lo general, habrá más abundancia de sustantivos y adjetivos que de verbos.
NARRATIVOS: Es la forma típica en noticias periodísticas, por ejemplo, donde lo que se cuenta es una situación. Se trata de exponer una enumeración ya no de atributos, sino de hechos, y generalmente por orden cronológico (aunque no es obligatorio). Dado su carácter más “objetivo”, los adjetivos no abundan tanto como en el caso anterior.
EXPOSITIVOS: Su función es presentar y desarrollar con más o menos profundidad un tema específico. Contiene información concreta y objetiva acerca de conceptos e ideas, o incluso de sucesos. Es el tipo de párrafo que podemos encontrar en una entrada enciclopédica, por ejemplo.
ARGUMENTATIVOS: Son aquellos donde se exponen y explican los principios teóricos (o las deducciones lógicas) que respaldan la idea principal del texto. Pretenden demostrar o refutar una idea, y a menudo persuadir o disuadir al lector respecto a ella. Se usan a menudo en ensayos y textos académicos, por ejemplo.
DE COMPARACIÓN Y CONTRASTE: Su finalidad es dar a conocer las semejanzas y las diferencias entre dos conceptos (ya sean lugares, ya sean personajes, objetos, ideas…).
Para terminar, quisiéramos hacer un pequeño apunte que, aunque pueda sonar obvio, creemos que no está de más: por homogéneo que consideremos un texto, no tenemos por qué limitarnos a usar en él únicamente un tipo de párrafo. De hecho, muy a menudo un mismo texto puede utilizar varias clases distintas. Es lo que ocurre con muchas piezas literarias, por ejemplo, que pueden combinar párrafos narrativos con otros descriptivos (e incluso con otros dialogados, aunque no los hemos mencionado en nuestra clasificación). Un artículo periodístico puede ir incluso más allá y conjugar al mismo párrafos narrativos, expositivos y descriptivos.