En entradas anteriores, hemos estudiado diversas clasificaciones teóricas que esperamos te estén siendo de gran ayuda a la hora de alcanzar una escritura eficaz: desde los tipos de oraciones hasta, por ejemplo, los tipos de párrafos.
Puede que realizar clasificaciones les resulte una obviedad a algunos, pero no olvides que, a menudo, tener una base teórica ayuda a concretar, permite observar a vista de pájaro y perfila contornos que quizá en nuestra cabeza estaban un poquito difusos.
Es lo que ocurre con la mayor unidad discursiva: el texto, en su totalidad. Porque no todos los textos presentan la misma naturaleza, ni ofrecen lo mismo, ni exigen lo mismo. Aunque a botepronto todos nos parezcan esencialmente iguales, existen múltiples tipos, con diversas características que los distinguen. Por eso te conviene tener muy claro en qué tipo encajaría mejor el mensaje que quieres trasmitir, pues en cierto modo esto ya te dará eficaces claves de escritura o, si se quiere, cierta mirada “a vista de pájaro”.
Así pues, dedicaremos la entrada de esta semana a los primeros seis tipos de texto, y el mes que viene concluiremos la clasificación.

1. TEXTO DESCRIPTIVO. Caracterizado por su tono objetivo, pretende brindar cierta información descriptiva sobre un asunto, objeto o situación. Se busca la máxima precisión y claridad, para lo cual predominan los verbos copulativos (“ser”, “estar” y “parecer”) y, acompañando a los sustantivos, adjetivos calificativos. Podemos tener desde textos descriptivos técnicos (por ejemplo, una entrada enciclopédica) hasta literarios.
2. TEXTO NARRATIVO. Se caracteriza por relatar una secuencia de hechos o acontecimientos, ya sean reales o ficticios, que han tenido lugar en ciertas coordenadas espaciotemporales. Abundan los verbos dinámicos (conjugados, por lo general, en pasado) y múltiples tipos de conectores (“después”, “y entonces”…). Su “hábitat” natural son crónicas, cuentos, relatos, reportajes…
3. TEXTO EXPOSITIVO. Su función es exponer un tema de forma objetiva e impersonal, a menudo proporcionando hechos y cifras relevantes con claridad y eficacia. Dado su tono informativo, o incluso divulgativo, evita transmitir opinión alguna por parte del emisor, y justo por eso suele redactarse en tercera persona. Encontramos ejemplos en libros de texto, artículos periodísticos…
4. TEXTO INSTRUCTIVO O DIRECTIVO. En cierta manera, pretende incitar al receptor a que desempeñe una determinada actividad (y le explica cómo desempeñarla). Dicho de otro modo, le facilita instrucciones de manera consistentemente clara, ordenada y concisa, para así limitar al máximo las ambigüedades. Por lo general, la forma verbal predominante es el imperativo. ¿Dónde podemos verlos? En cualquier tipo de manual de instrucciones, por ejemplo.
5. TEXTO ARGUMENTATIVO. Tiene por objeto desarrollar argumentos válidos y coherentes con el fin de defender una “tesis”, a menudo para persuadir o reafirmar al lector respecto a cierta realidad. Obsta subrayar lo importante que para tal fin es articular sólidamente el discurso (aunque, bien mirado, ¿no siempre lo es?). Evidentemente, ejemplos de este tipo de texto son tesis doctorales, ensayos, textos legales…

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