Damos por finalizado nuestro curso de escritura eficaz dedicándole un espacio a la redacción de correos electrónicos. Como recordarás, en nuestra entrada anterior sobre cómo redactar una carta, ya incluimos un párrafo final donde quisimos especificar que los consejos proporcionados podían readaptarse a la escritura de correos electrónicos. No obstante, esta vez vamos a centrarnos de forma más específica en estos últimos.
Para empezar, a veces no basta con que la línea de asunto del correo sea informativa: también debe ser llamativa. Así pues, si se trata de un correo laboral del que requerimos cierta premura en la respuesta, puede ser un buen comienzo que encabecemos el asunto con un “URGENTE” (aparte de marcar el mensaje como tal) justo antes de la parte más informativa del título (por ejemplo: “Envío de reclamación para su cotejo”). Claro que si lo que estás remitiendo es tu currículo al Departamento de Recursos Humanos de una empresa, encabezar el asunto con un “URGENTE” quizá te está adjudicando una importancia que no te corresponde en realidad y (¡oh, sorpresa!) puede acabar teniendo el efecto contrario al que buscabas. Asimismo, tampoco resulta demasiado honesto encabezar con un “URGENTE” la línea de asunto de un correo publicitario… pero unos buenos signos de admiración en el sitio adecuado sí pueden captar la atención de forma inmediata (“¡No más dietas! Pierda peso de forma eficaz con nosotros”).
Otro punto muy importante es que nos aseguremos de que el contenido de nuestro correo tiene el tono correcto. Recuerda que cualquier interacción por escrito puede dar pie a cierta descontextualización, pues no nos ofrece la capacidad de transmitir matices con nuestra inflexión vocal y nuestra gestualidad. Por eso resulta tan importante que lo que aparezca escrito no pueda malinterpretarse, ni en forma ni en fondo. Y ojo, porque también el lenguaje digital tiene sus normas en este sentido.
Sin ir más lejos, el uso innecesario de palabras mayúsculas puede dar un aire involuntariamente imperativo, casi grosero, a lo que estamos diciendo (en efecto, esto contradice el ejemplo de “URGENTE” en el párrafo previo… pero toda norma tiene sus excepciones, ¿no?). Lo mismo ocurre con la sobreabundancia de subrayados y negritas, que, lejos de resaltar los términos importantes, puede dar la impresión de que tomamos a nuestro interlocutor por cortito de entendederas.
Por otro lado, si usar emojis y emoticonos nos ayuda a aportar esa información gestual que se nos escapa en el lenguaje escrito, no siempre resulta adecuado usarlos en según qué ocasiones. De acuerdo, podemos recurrir a ellos con toda tranquilidad en un mensaje de WhatsApp o en un correo electrónico a un amigo nuestro… pero si ese correo se enmarca en un contexto más formal, el uso de emoticonos resulta bastante inapropiado y da la sensación de que ni siquiera nosotros nos tomamos el mensaje muy en serio.
Obviamente, hay más aspectos que tener en cuenta (claridad expositiva, longitud adecuada de los párrafos y las oraciones, fórmulas de saludo y de cierre…), pero en realidad ya los vimos todos en nuestra entrada sobre la escritura de cartas, de modo que, por no caer en redundancias innecesarias, a ella te emplazamos para profundizar. Dicho lo cual, con esto damos por concluido nuestro curso de redacción eficaz. Esperamos que te haya resultado interesante e informativo… pero, sobre todo, lo que de verdad esperamos es que recuerdes ponerlo en práctica para tus futuros escritos.

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