“Netflix, fenómeno social, armas de fuego y monos rojos”. Si te diéramos tan solo esas cuatro coordenadas, ¿en qué pensarías? Depende de cuándo te las diéramos, ¿verdad? Hace un año, habrían sido sinónimas de la serie española “La casa de papel”. Hoy, lo son de la serie surcoreana “El juego del calamar”. Porque, en efecto, hablamos de un producto audiovisual exitosísimo; no en vano, el más exitoso de la historia de Netflix. Un producto capaz de pulverizar todos los récords… pero también la paciencia de los traductores españoles. Y de eso ya se habla menos.
“«El juego del calamar», la serie más vista de Netflix, está subtitulada con posedición, una práctica que precariza el sector, empeora la calidad de los subtítulos, las condiciones laborales de los traductores y que solo beneficia a las grandes empresas, que abaratan costes”. Así comenzaba el incendiario comunicado que la Asociación de Traducción Audiovisual de España (ATRAE) tuiteó hacia mediados de octubre para denunciar lo que tan solo un día antes otro usuario de la red social había convertido en un secreto a voces: el dudoso esmero en el subtitulado de esta serie.
Pero ¿qué es eso de “posedición”? En líneas generales, se trata de una técnica que consiste en pasar el texto original por un traductor automático para, después, entregar el texto resultante a un traductor (humano), que se limita a revisarlo con el fin de corregir los errores que le salten a la vista y ajustar algunos otros aspectos. En definitiva, un auténtico monstruo de Frankenstein del subtitulado. Por supuesto, no se puede negar que el proceso abarata costes. Pero lo hace a costa de una doble precarización. Por un lado, del sector de la traducción; por otro, del producto final, al imposibilitar que el subtitulado se localice como es debido al idioma de cada país.
Sea como sea, desde luego quien sale perdiendo no es Netflix, que con esto nos deja pensando si lo que de verdad le interesa es que el producto llegue (aunque no sea en las condiciones óptimas). O dicho de otro modo: si prefiere cantidad a calidad. Nada que no nos hubiera anticipado ATRAE, vaya. Lamentablemente, “El juego del calamar” no es sino la punta del iceberg. Ya con anterioridad, algunos usuarios se quejaron de que los subtítulos de series tan caras como “The Witcher” mostraban algunas frases inconexas o un tanto confusas.
Por suerte, siempre nos quedará el derecho a la pataleta. O, si no queremos decirlo con tal dureza, el derecho a dejarle saber a semejante gigante audiovisual que a nosotros, como consumidores, no nos da igual la cantidad por encima de la calidad. Y para ello la aplicación de Netflix nos ofrece, como si de una carta de reclamaciones se tratara, un sistema de quejas en cuanto a las traducciones. Lo verás en uno de los vértices de la página. Así que no dudes en usarlo.