En anteriores entradas, ya vimos la importancia que tiene un buen diseño editorial. Aunque, obviamente, ser conscientes de tal importancia no basta: también hay que saber cómo canalizarla para que se materialice en un producto tangible y eficaz. A fin de cuentas, tan peligroso es pecar por exceso como por defecto, ¿verdad?
Según el experto en diseño Timothy Samara, hay una serie de reglas que conviene tener en cuenta a la hora de idear un buen diseño gráfico. Reglas que hay que conocer, insiste, aunque solo sea para romperlas en un momento dado. En este artículo condensaremos algunas de las más importantes.
1. No se trata de decorar, sino de comunicar. Aunque todo diseño puede ser una pieza estética, no nos pasemos decorando sin ton ni son, simplemente porque nos parece que “se ve lindo”. Incluso un adorno ha de comunicar una idea, un concepto… y para ello, obviamente, hemos de tener muy claro el concepto que queremos comunicar con nuestro diseño.
2. Heterogeneidad homogénea. Es decir, unifica el lenguaje visual, sé coherente. Aunque cada pieza gráfica puede ser distinta, no está de más que todas respeten unas mismas coordenadas visuales.
3. Modera el uso de familias tipográficas. La tipografía suele tener tanta importancia como la imagen, sí, pero déjate de barroquismos: con dos familias tipográficas que uses, bastará. Escógelas (incluidos los colores) en función del mensaje que quieres expresar y de cómo pretendes jerarquizar ideas. Ah, y siempre teniendo en cuenta que deben ser perfectamente legibles, claro.
4. Los colores también son capaces de transmitir, identificar ideas, sintetizar conceptos… ¡pero, eso sí, úsalos sabiamente! Tampoco conviertas tu diseño en una piñata…
5. Supera el “horror vacui”. El DRAE define este término latino como “Tendencia a llenar todos los espacios, generalmente con motivos o elementos decorativos”. Pues eso: ¿nunca habías oído que “menos es más”?
6. Originalidad, originalidad, originalidad. Esto vale tanto para las imágenes (no abuses de los bancos de imágenes: siempre es más impactante una imagen creada de forma expresa) como para el enfoque global de tu diseño (seguir las modas está muy bien… hasta que deja de estarlo, que para eso son modas, ¡así que mucho ojo!).
7. Nunca pierdas de vista que el diseño es, ante todo, visual. Parece una perogrullada, pero créenos: es menos obvio de lo que suena. A veces, lo que a ti te parece visual puede, en realidad, ser todo lo contrario. Por eso lo mejor es que te dejes guiar por un equipo de profesionales: ellos sabrán como nadie qué colores expresan mejor tus ideas, qué tipografía sienta como un tiro a tu texto y cuándo romper una simetría para captar la atención del consumidor.

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