“Se acercó a acariciar a un cocodrilo y… no creerás lo que ocurrió”. “El secreto de mercadotecnia que las grandes empresas no quieren que conozcas”. “Por qué consumir carne roja te está matando”. ¿Qué tienen en común todos estos titulares? Aparte de que nos los hemos inventado, que todos ellos usan como estrategia el “clickbait” (o “ciberanzuelo”, alternativa en español que prefieren los usuarios de la Fundéu).
Pero, ante todo, ¿qué es eso del “clickbait”? Decimos que lo tienen aquellos titulares en prensa digital que recurren al sensacionalismo, a la exageración, al engaño o, en definitiva, a no ser mínimamente informativos de antemano, con el objeto de conseguir que la curiosidad de los lectores lleve a estos a dar clic al enlace web sin pensarlo mucho. Por supuesto, todo ello se traduce en muchas más visitas de las que el medio de prensa digital habría obtenido recurriendo a titulares más tradicionales o, por lo menos, más honestos.
El problema de este tipo de titulares es que se han acabado ganando muy mala fama (a menudo, más que merecida) entre los ciberusuarios, que llegan a considerarlos de lo más irritantes. Lógico, pues a nadie le gusta que le tomen el pelo. Y más cuando se hace de forma tan descarada. Por supuesto, en tales casos la jugada puede volverse en contra de quienes recurren a ella, haciendo que pierdan credibilidad y que muchos lectores ya no vuelvan a morder el (ciber)anzuelo. Ocurre un poco como en el cuento del pastorcillo mentiroso: tras tanta falsa advertencia de que viene el lobo, quizá ya te desoigan cuando estés diciendo la verdad.
Podríamos dejar todo este asunto aquí y, sin duda, ya habríamos dado por respondida la pregunta que nos planteábamos en nuestro título. “¿‘Clickbaits’? Rotundamente, no”. Sin embargo, la respuesta más adecuada sería un “depende”. Claro que podemos recurrir a ellos de una forma exitosa y honesta que no irrite a nadie. Y, como siempre, el secreto de ello está en la mesura.
Una cosa es mantener cierto misterio aun ofreciendo la suficiente información, y otra muy distinta es mantenerlo a costa de ocultar datos de forma descarada o, directamente, mentir. Volvamos a los titulares del primer párrafo. No prestaremos ni un segundo de nuestro tiempo a ese “no creerás lo que ocurrió”, porque la manipulación es tan desvergonzada que no hay por donde solucionarla, como no sea diciendo a las claras lo qué le ocurrió. Bueno, quizá podríamos escribir “Ingresado en la UCI tras intentar acariciar a un cocodrilo”, pues en cierto modo seguimos escamoteando unas constantes vitales que tal vez revelemos dentro del artículo, pero puede que el nivel de “clickbait” nos parezca insuficiente.
Ahora bien, si tomamos el titular “Por qué consumir carne roja te está matando”, desde luego no es lo mismo decir eso que “Por qué abusar de la carne roja es muy perjudicial para nuestra salud”. Aparte de que el primer ejemplo apela de manera tan directa al lector que casi lo está juzgando (tú, paleto, que comes carne roja y yo no, ¡que no te enteras!), también recurre a una generalización muy malintencionada (pues no dice abusar, sino comer, así en general) y a un alarmismo innecesario (no es que perjudique la salud, sino que ¡directamente te está matando!). En cambio, nada de esto ocurre con el segundo titular, mucho más honesto y mesurado, aun manteniendo el enigma sobre las razones que hacen del abuso de carne roja algo tan perjudicial. El segundo invita a hacer un clic espontáneo, pero no toma el pelo a nadie.
Así pues, si quieres aumentar tus visitas con el truco del almendruco, te invitamos a que sigas esta práctica más sincera y, por qué no decirlo, más profesional. No creerás lo que ocurrirá…