Como ocurre con tantos otros idiomas, el español presenta muchas diferencias y matices entre su versión oral y su versión escrita. Cada una tiene sus ventajas y sus inconvenientes, así que debemos ser conscientes de unas y otros para extraer el máximo partido a lo que queremos expresar.
Así, por ejemplo, el español oral tiene la ventaja de que las palabras flotan en el aire sin que nadie se detenga a ver si hay una tilde que se ha perdido por el camino, una hache intercalada que falta o dos palabras donde debería haber solo una. Por el contrario, el español escrito presenta el inconveniente de que todos estos errores saltan a la vista con la virulencia de un gancho de derecha.
Sin ir más lejos, hay tres expresiones que nos pueden provocar algún que otro quebradero de cabeza cuando las ponemos por escrito: «asimismo», «así mismo» y «a sí mismo». Las dos últimas son homófonas, es decir, se pronuncian exactamente igual, y la primera se diferencia por ser llana (no esdrújula, como en los otros casos). En cambio, a la hora de escribirlas…, ay, amigos, ahí comienza el jaleo. Así que comencemos a desenredar la maraña.
1. ASIMISMO: Esta palabra (porque de una sola hablamos, queridos; ni de dos, ni de tres) es un adverbio que significa «además», «también» o «del mismo modo». Por ejemplo: «Carmen es cirujana; asimismo, da clases en la Facultad de Medicina».
2. ASÍ MISMO: Esta locución adverbial se compone de dos palabras: los adverbios «así» y «mismo». Significa…, bueno, en realidad tiene dos posibles acepciones. La primera es «de esta misma manera o forma», en cuyo caso el segundo adverbio funciona simplemente como refuerzo del primero, lo cual significa que podríamos suprimir «mismo» y la frase se seguiría entendiendo sin problemas. Por ejemplo: «Mis padres fueron tan claritos que me lo dijeron así (mismo): “Como vuelvas a casa más tarde de las cuatro, ni te molestes en introducir la llave en la cerradura”». En cuanto a su segunda acepción posible, es nada más y nada menos que «además», «también» o «del mismo modo» (o sea, un sinónimo del «asimismo» que hemos visto antes). Por eso, para evitar posibles confusiones, se aconseja emplear «así mismo» exclusivamente en su primera acepción y, en cambio, articular la segunda mediante el adverbio «asimismo».
3. A SÍ MISMO: Estructura compuesta por la preposición «a», el pronombre reflexivo «sí» y el adjetivo «mismo». La utilizamos cuando el sujeto de una frase lleva a cabo una acción que recae sobre él mismo. Ejemplo: «El artista se retrató a sí mismo en su última obra pictórica». Por otro lado, recordemos que dicha estructura admite variaciones de género y número: «a sí misma», «a sí mismos» o «a sí mismas».
4. ASÍMISMO: Este «palabro» no existe. Es una aberración a la que le sobra una tilde o le falta que un alma caritativa le inserte un espacio (o dos, vete tú a saber). Es un error garrafal del que te avergonzarás toda tu vida. Así que bórralo de tu mente y de tus ojos a la de ya.
Habrás visto que distinguir entre «asimismo», «así mismo» y «a sí mismo» no solo mejora tu ortografía, sino que también enriquece tu estilo y precisión escrita. La próxima vez que te enfrentes a la posibilidad de escribir una de las tres, piensa en qué acepción estás usando (o qué sinónimo la podría sustituir) y listos. Te resultará mucho más fácil dar en el clavo.