Tradicionalmente, mayo siempre ha sido ese mes que nos va acercando al umbral entre la primavera y el verano: las inclemencias atmosféricas parecen empezar a estabilizarse tras las “aguas mil” de abril, las horas de luz se prolongan poco a poco, los días comienzan a alargar… O así era antes, al menos, pues están las cosas en un plan que ya no sabemos a qué atenernos desde el punto de vista climatológico. Sea como sea, el refranero español cuenta con un buen puñado de refranes que quizá aún puedes arriesgarte a aplicar. Así pues, te los ofrecemos en esta entrada que seguro que estabas esperando… como agua de mayo. Los distribuimos en tres bloques:
POR SU BREVEDAD
Agua de mayo no moja el sayo.
Lo que mayo riega, mayo lo seca.
Con el agua de mayo crece el tallo.
Mayo frío, mucho trigo.
Mayo ventoso, todo fruto sabroso.
Cuando marzo mayea, mayo marcea.
POR SUS REFERENCIAS CLIMATOLÓGICAS
Mayo arreglado, ni frío ni acalorado; ni muy seco ni muy mojado.
Tantas heladas habrá en mayo cuantas nieblas hubo en marzo.
En mayo, embalses llenos son preludio de tormentas y truenos.
Cuando mayo va a mediar, debe el invierno acabar.
Días de mayo, días amargos. Los panes cortos y los días largos.
Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo; y si vuelve a llover, vuélvetelo a poner.
Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo; y, si el tiempo es inoportuno, hasta el cuarenta de junio.
POR SUS REFERENCIAS RURALES Y AGRÍCOLAS
Ya viene mayo por esas cañadas, espigando los trigos y granando cebadas.
A abril con sus chaparrones, sigue mayo con sus flores.
Mayo mojado, del barbecho hace prado.
Mayo entrado, un jardín en cada prado.
Abril trae flores y mayo se lleva los honores.
Mayo florido, en flor el olivo y granados los trigos.
El que en abril riega, en mayo siega.
En el mes de febrero canta el jilguero. En mayo, canta el canario.
Mayo y septiembre son dos hermanos. Uno de invierno y otro de verano.