El pasado lunes 2 de diciembre arrancó en Madrid la Conferencia de las Partes (COP25), una conferencia anual de la ONU en la que, a lo largo de doce días y bajo la presidencia de Chile, los Gobiernos se unen a científicos, empresarios y ONG con el fin de encontrar soluciones para paliar los efectos del cambio climático (¿o deberíamos decir “crisis climática”?).
Con la entrada de hoy, te ofrecemos unos breves consejos para escribir sobre este asunto sin morir en el intento.
1. Aunque el nombre completo de la reunión es “Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático”, los medios también suelen denominarlo extraoficialmente como “conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático”, “cumbre sobre el cambio climático” o incluso “cumbre del clima”. Puesto que no se trata del nombre oficial, en estos tres últimos casos lo escribiremos en minúscula. Por otro lado, si se usa la sigla “COP” (del inglés, “Conference of the Parties”), se añade al final de la sigla el número de la edición correspondiente (en el caso de la de 2019, sería “COP25”).
2. Dada la urgencia del asunto, se prefieren las expresiones “crisis climática” y “emergencia climática” a la hasta ahora más habitual “cambio climático”. Por supuesto, todas ellas escritas por completo en minúsculas, al no conformar nombres propios, sino denominaciones descriptivas.
3. Una de las principales alarmas que ha generado la crisis climática es el aumento de la temperatura media del planeta. Dado que este aumento suele expresarse internacionalmente en grados Celsius (o centígrados), conviene recordar que el símbolo establecido es “°C”, que consiste en un diminuto círculo (sin punto ni subrayado) que antecede pegado a la letra C. Ojo: hay que dejar un espacio fino entre la cifra y el símbolo (“1,5 °C”).
4. En la expresión “Acuerdo de París”, la palabra “acuerdo” se escribe con inicial mayúscula (al igual que “protocolo” en “Protocolo de Kioto”, al que este acuerdo sustituye desde la COP21).
5. El modelo de desarrollo que evita comprometer a las nuevas generaciones con un excesivo consumo de recursos abraza dos posibles denominaciones: el adjetivo “sostenible” (más extendido en España) y el adjetivo “sustentable” (más común en América). Ambos usos son válidos.
6. Mucho cuidado, porque no siempre hay que decantarse por el uso de anglicismos para referirse a ciertas nuevas realidades relativas a la crisis climática. Así, algunos de los neologismos que podemos usar son “nuevo pacto verde” (en vez de “green new deal”), “paladín de alto nivel” (por “high level champion”), “vergüenza de volar” (en lugar de “flygskam”), “ecoimpostura” (por “greenwashing”) y “basureo/basurear” (en vez de “littering”).

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