Suele decirse que un escritor es siempre el peor corrector de su novela. Puede que muchos consideren esta afirmación una boutade, pero no deja de tener parte de razón. A menudo un escritor desconoce (o aplica mal) los elementos que un corrector profesional maneja sin problemas, y otras puede que no sea lo bastante crítico y objetivo con sus propios escritos como para someterlos a las correcciones necesarias.
En todo caso, ningún escritor se salva de pasar por esta fase quizá tediosa pero sin duda necesaria: revisar la novela ya terminada para ver qué funciona y qué no, qué se queda y qué se suprime, qué se deja tal cual y qué requiere modificaciones. Para ello, tiene que olvidarse de su papel de escritor y, por así decirlo, «ponerse las gafas de crítico».
Pero ¿cuáles son esos elementos que hay que revisar a fondo? Naturalmente, la ortografía y la sintaxis serían dos de ellos, pero aquí vamos a centrarnos a grandes rasgos en aquellos que tienen más que ver con el ensamblaje, el armazón de la novela en sí, y que, si no están lo bastante afinados, pueden desembocar en que la obra se desmorone.
ESTRUCTURA
La clásica se compone de planteamiento, nudo y desenlace… pero no tienes por qué seguirla a rajatabla. Quizá, una vez escrita la novela, decides que esa estructura queda tediosa, y prefieres optar por la introducción ocasional de analepsis (también conocidas como flashbacks). O tal vez el planteamiento carece del suficiente gancho, y piensas que merece la pena arrancar la novela adelantando una pequeña porción del desenlace, mediante el que se intrigue sin destripar nada esencial, y con el que crear la suficiente intriga como para que apetezca seguir leyendo.
ARGUMENTO
Recuerda que, por mucho que planifiques, nunca tendrás una visión global y completa de la obra hasta que la hayas finalizado. Y, cuando eso ocurre, a veces puedes llevarte sorpresas. Ese pasaje que no tenías planificado y que escribiste de forma instintiva, ¿aporta algo y encaja en el conjunto de la novela?, ¿o más bien resta y se encuentra fuera de lugar? ¿Hay giros argumentales involuntariamente bruscos? ¿Sorpresas finales imposibles de prever y, por tanto, tramposas?
RITMO
Un punto bastante obvio, pero no por ello menos importante. ¿Tiene la novela el ritmo adecuado? Y, ojo, que tan peligrosa puede ser una prosa demasiado lenta como una demasiado rápida. Si una novela demasiado contemplativa y pausada puede aburrir a las ovejas, una donde a los personajes no paran de ocurrirles cosas externas pero ninguna interna puede distanciarnos de lo que les ocurre y evitar que empaticemos con ellos, pues solo vemos una sucesión de «acciones». También hay que observar que a lo largo de la novela el ritmo no decaiga ni se acelere de forma injustificada.
VOZ NARRATIVA
Este es uno de los elementos más desestabilizadores, si no se sabe manejar, y por eso muchos escritores principiantes suelen caer en errores al usarlo. A veces, se opta por un narrador intradiegético, es decir, uno que es personaje en la propia novela y que lo cuenta todo en primera persona. A veces, se va más allá y ese narrador cuenta las cosas tal cual las vive, de forma inmediata y en tiempo presente. Esto exige que ese personaje narrador tenga que ceñirse a contar sola y exclusivamente lo que ve o escucha. Pero ¿qué ocurre si habías planificado el argumento de tal modo que en ocasiones haya que ir a sitios, tiempos y escenas que ese personaje desconoce? ¿Cómo va a narrarlos?
PERSONAJES
Sobre este último apartado se podrían escribir varias entradas, dada su complejidad. ¿Tienes unos personajes complejos e interesantes u obvios y aburridos? ¿Parecen seres humanos de carne y hueso o meros arquetipos sin alma? ¿Tienen sus propios conflictos? De nuevo, recuerda que tan peliagudo es que no tengan ningún conflicto como que cada personaje tenga media docena. ¿Sus arcos dramáticos son potentes? O, dicho, de otro modo, ¿los personajes han evolucionado (o involucionado) a lo largo de su recorrido en la novela… o siguen siendo los mismos que al principio? ¿Todos son necesarios de algún modo, aportan a la historia, o los hay perfectamente prescindibles?

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