Cuando una editorial desea determinar el potencial de una obra literaria y si esta encaja o no en su catálogo, solicita lo que denominamos un informe de lectura profesional. ¿En qué consiste esto? A grandes rasgos, se trata de un elemento de criba realizado por un lector profesional, que en un documento de pocas páginas sintetiza la obra y en cierto modo la analiza de forma crítica, comentando sus puntos fuertes y débiles, así como los aspectos que necesitan edición, todo ello viendo la obra como un producto que se está valorando con vistas a una edición comercial (o a un rechazo editorial, depende). Y ojo, porque este último aspecto es muy importante, ya que una excelente valoración literaria no necesariamente implica que el manuscrito tiene el sí asegurado. Hay muchos factores en juego y, desde luego, uno de los principales es el valor comercial de la obra dentro del fondo editorial.
Ahora bien, ¿cómo se debe articular un buen informe de lectura? Fundamentalmente, consta de cuatro grandes bloques bien diferenciados:
DATOS TÉCNICOS DEL MANUSCRITO
- Nombre y apellidos del autor y, si lo hay, del prologuista.
- Título o subtítulo provisionales de la obra.
- Género/s o subgénero/s que comprende (terror, fantasía, suspense, ciencia ficción, drama…).
- Sector de público objetivo al que se dirige (lectores infantiles, adultos, adolescentes…).
- Extensión total de páginas.
- Fecha de publicación de la obra (si ya haya sido publicada alguna vez, que no tiene por qué) y editorial donde se ha publicado antes (esto suele ocurrir con las traducciones).
APARTADO DESCRIPTIVO
- En primer lugar, resumen sintético de la historia, seguido de otro un poquito más extenso.
- Tema o temas principales que aborda: la venganza y el perdón, la conciencia de clase, la violencia de género, etc.
- Esquema de la estructura narrativa.
- Estilo de la prosa (sencillo y directo, barroco y muy subordinado…).
- Breve biografía del autor (ciudad de nacimiento, currículo profesional —incluidas otras obras publicadas—, premios literarios, etc.)
VALORACIÓN
Este apartado resulta fundamental, pues será el que la editorial tome como punto de referencia para formarse una idea específica sobre la obra, más allá de sus datos técnicos. O, dicho de otro modo, será clave para que pueda determinar si encaja más o menos en su catálogo. En la valoración se incluirán estos aspectos:
- Valoración y puntuación de la obra (del 1 al 10) desde el punto de vista comercial.
- Valoración y puntuación de la obra (del 1 al 10) desde el punto de vista literario.
- Estatus del autor dentro del mercado editorial.
- Posibles influencias o paralelismos con otros autores, obras (literarias o no), tendencias, etc. ¿Qué otros libros pueden hacerle competencia por sus semejanzas?
- Tipo de público al que puede dirigirse (esto es algo un poco más concreto que el sector de público objetivo mencionado en los datos técnicos).
- Opinión honesta (y más o menos subjetiva) del lector: ¿qué le parece la obra?, ¿qué sensaciones positivas o negativas le ha generado?, ¿qué aspectos conviene editar o mejorar?,
- ¿recomendaría su publicación o, sencillamente, su lectura?, ¿por qué sí o por qué no?
APARTADO CONSULTIVO
En él, el lector profesional puede hacer diversas sugerencias a la editorial:
- Otro título que considere más apropiado para la obra.
- Diseño de la portada.
- Texto para publicar en la contracubierta del libro.
- Posibles acciones de marketing para dar a conocer el libro entre el público objetivo idóneo.
Para finalizar, quisiéramos puntualizar algo importante: aunque en toda la entrada hemos hablado del informe de lectura como si lo solicitara una editorial, también puede ocurrir que sea el propio autor quien lo solicite con el fin de mejorar el manuscrito (ya sea para enviarlo a editoriales o incluso para autopublicarlo). Por supuesto, en tal caso deberíamos adaptar la estructura del informe y reforzarla como sea conveniente a fin de entregarle al autor los contenidos que realmente necesita.