Llamamos tríptico a un documento impreso, por lo general un folleto de papel, que se divide en tres secciones y se utiliza para divulgar cierta información sintetizada, normalmente con fines publicitarios. Aplicándole un diseño potente y eficaz, un tríptico puede convertirse en una herramienta infalible para promocionar nuestros productos o servicios. Pero ¿qué consideramos potente y eficaz? Veámoslo paso por paso.
1. Texto. Hay que tener muy claros los objetivos que queremos alcanzar con nuestro texto, pues solo así podremos definirlos y transmitir el mensaje de forma clara y concisa. No olvidemos que un tríptico cuenta con un espacio reducido, así que nada de irnos demasiado por las ramas ni ofrecer datos irrelevantes.
2. Formato. Y hablando de espacio reducido, ¿cuál es el formato más adecuado para nuestro caso? Podemos escoger entre trípticos verticales u horizontales, plegados o abiertos, con orientación recta o diagonal, y con los paneles superpuestos total o parcialmente. Cuanto más grande sea el tríptico, más texto podremos incluir, pero quizá también será más fácil que nos dispersemos (por no mencionar que, con bastante probabilidad, también nos saldrá más caro).
3. Coherencia. En forma y en fondo, por supuesto, que deben adecuarse a los que caracterizan a la empresa. Si una compañía siempre presenta una imagen muy seria y formal, quizá resulte demasiado chocante que su tríptico publicitario de pronto muestre colores vibrantes, joviales diseños e incluso un texto lleno de ingeniosos juegos de palabras. Busquemos lo visual, sí, pero manteniéndonos coherentes con la línea gráfica de la marca.
4. Portada y contraportada. Ambos elementos son de gran importancia: la portada, porque debe captar lo suficiente la atención como para invitarnos a que curioseemos el interior del tríptico; y la contraportada, porque debería ofrecer un resumen con los datos de contacto y la información corporativa o de producto más relevante.
5. Interior. El desarrollo de esta parte es, sin duda, el más complejo, pues no solo hay que tener en cuenta el orden de lectura en las diversas caras, sino también las limitaciones del espacio. La distribución del cuerpo del texto debe resultar atractiva a la vista e invitar a la lectura, así que no condenses tanta información como puedas en un tamaño de letra minúsculo (y con una maquetación inevitablemente abigarrada), pues es probable que nadie se moleste en leer nada y dejen el tríptico donde lo encontraron. Lo mejor será desarrollar un buen resumen de los datos para distribuirlo en un texto con tamaño de letra razonable y diseño interesante. Si el resumen es atractivo, no dudes que las personas a quienes va dirigido usarán los datos de contacto de la contraportada para ampliar la información de que disponen.
6. Ayuda profesional. Seguro que tienes buen gusto y te apañas diseñando, pero no te extralimites si lo que buscas es un folleto con serio valor comercial. Recuerda que un tríptico es un arma de doble filo: así como uno bien elaborado puede resultar de una eficacia incuestionable, uno de diseño torpe podría mandar al traste todo lo que perseguías con él. A la hora de obtener un tríptico adecuado, la ayuda de un equipo de diseñadores gráficos resulta incalculable, pues disponen de los conocimientos necesarios para elaborar un diseño atractivo y consistente, que combine texto e imágenes de la forma más efectiva para traducir con respeto los valores de tu empresa.