Algunas personas no saben hacer una distinción clara entre estos términos. Y, si bien es cierto que, en realidad, los tres podrían englobarse en la denominación general de «errores», también conviene especificar que cada uno presenta sus propios rasgos específicos. Esto tiene una implicación muy concreta: que cada uno tiene un origen distinto y, a su vez, unas consecuencias de gravedad o seriedad también variables. En esta entrada desvelaremos dichas diferencias.
Podría decirse que una errata es un tipo de error material (entendiendo la palabra «error» como denominación general, no como subcategoría) que se produce de forma involuntaria, a menudo al teclear demasiado rápido (lo que se conoce coloquialmente como «dedazos»). Esto puede englobar desde letras duplicadas por equivocación («aazúcar») hasta espacios de más («can cionero») o de menos («queestablece») y símbolos que no deberían estar allí («€Elena»). Dado su carácter, no se trata de errores tan graves como los que veremos a continuación, pero esto no obsta para que todo texto esté limpio de ellas.
En cuanto a las faltas ortográficas (o faltas de ortografía), son errores que se producen al no respetar las normas ortográficas que establece la Real Academia Española. Su nivel de gravedad es superior al de las erratas, por supuesto, pues muestra un grado mayor de descuido y menor de profesionalidad. No es lo mismo incluir una be de más debido a un dedazo («bbalón» en vez de «balón») que escribir con be una palabra que el DRAE recoge con uve («bictoria» en vez de «victoria»).
Finalmente, tenemos los errores, entendidos no tanto como denominación general, sino como una subcategoría. Su origen es un tanto más complejo y heterogéneo, ya que puede tratarse desde errores gramaticales hasta léxico-semánticos, sintácticos o incluso de contenido (es decir, datos incorrectos o, directamente, falsos). Su gravedad puede llegar a ser más de fondo que de forma, lo que a menudo puede desembocar en mensajes ambiguos, equívocos o incomprensibles.
Como es de suponer, todos los tipos de errores han de ser subsanados, y su mayor o menor gravedad jamás nos exime de dejar un texto limpio y presentable.

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