La pandemia del coronavirus ha traído un bombardeo mediático con cifras de todo tipo, pero hoy vamos a hablar sobre una de la que quizás se haya comentado menos, y que tiene que ver específicamente con el confinamiento en nuestros hogares. Nos referimos al espectacular repunte del entretenimiento digital (y, para el caso que nos ocupa, de los libros digitales).
En efecto, el libro electrónico ha alcanzado en las últimas semanas datos históricos desde que apareciera en el mercado, con incrementos nada menos que del 50 % en la venta de “eBooks” y un aumento del 30 % en el tiempo que los lectores invierten en plataformas especializadas. Así pues, ¿nos hemos tenido que ver empujados a esta situación tan estricta para que empecemos a apreciar de forma más generalista este producto? ¿No hay otros motivos que nos inviten a alterar un poco nuestros hábitos de consumo?, ¿a hacer de vez en cuando oídos sordos a los cantos de sirena del aroma a papel y tinta, y decantarnos por la frialdad de un dispositivo electrónico sin crujientes páginas que pasar?
Creemos que hay más razones que el mero hecho de vernos forzados a no comprar en físico, y nos disponemos a enumerar unas cuantas.
ECONOMÍA DE ESPACIO. Los aficionados a la lectura saben bien de lo que les estamos hablando: dado que las viviendas tienen el espacio que tienen, a menudo vamos acumulando libros que no podemos leer de golpe y que, como es natural, van ocupando nuestro espacio habitable. Esto no ocurre con los libros digitales, que pueden almacenarse en cantidades espectaculares dentro de un mismo dispositivo. Además, al hacer la maleta en verano, ¿hay algo más cómodo que olvidarse de voluminosos libros y meter simplemente un eReader con tus selecciones favoritas?
PRECIO ASEQUIBLE. Dado que el libro digital supone un gran ahorro en costes para quienes lo producen, tiene su lógica que también lo suponga para quienes lo adquieran (a menudo, a mitad del precio en papel, cuando no incluso menos).
SIN SALIR DE CASA Y SIN GASTOS DE ENVÍO. El primer caso ya lo hemos comentado al principio. En cuanto al segundo, obviamente, el envío a casa de libros impresos conlleva unos gastos que desaparecen con la compra de libros digitales.
MÁS ECOLÓGICO. Nuestro planeta vive una situación crítica, y desde luego la cantidad de papel (previa tala de árboles) que genera la industria editorial de toda la vida no atenúa la situación, que digamos. ¿Hace falta que expliquemos por qué el consumo de libros digitales atenúa este problema?
AJUSTAR EL TAMAÑO DE LETRA… Y LA TIPOGRAFÍA. ¿Cuántas veces te habrá ocurrido que un libro se ha impreso con un tamaño de letra demasiado pequeño (o demasiado grande) para ti? Por suerte, el libro electrónico permite cambiar el tamaño y tipo de letra, lo cual se traduce en una enorme ventaja para las personas con problemas de vista.
Por supuesto, el libro electrónico también tiene sus contras, desde la posibilidad de que se te agote la batería (algo de fácil solución, pero en todo caso un problema al que jamás te abocará el libro impreso) hasta perder la insustituible sensación de oler y tocar las páginas de papel de un libro tradicional. Sea como sea, tampoco consideramos necesario elegir de forma drástica. ¿Por qué decantarse por uno u otro, cuando puedes alternarlos sabiamente y tener lo mejor de ambos mundos?