Cuando hablamos de “falsos amigos”, en realidad no nos referimos a ese viejo dicho de “por el interés te quiero, Andrés” o a aquel compañero de universidad que solo te llamaba para pedirte los apuntes. En el caso que nos ocupa, nos referimos más bien a los falsos amigos desde el punto de vista lingüístico. Esa “carpet” inglesa que traducimos por “carpeta” (en vez de por “alfombra”), ese “prouver” francés que traducimos por “probar” (en vez de “demostrar”), ese “guardare” italiano que damos por “guardar” (en vez de “mirar”)… Resumiendo, esa palabra en un idioma distinto al nuestro que guarda cierta semejanza por escrito (y a menudo en cuanto a pronunciación) con otra palabra de nuestra lengua materna, si bien los significados de ambas difieren por completo.
No es este el espacio para decidir si tiene más peligro el falso amigo del pobre Andrés o el falso amigo inglés “actually” (que no significa “actualmente”, sino “realmente”). Pero, desde luego, peligro hay en ambos casos. De eso no cabe duda alguna. A fin de cuentas, toda interferencia lingüística (y, desde luego, los falsos amigos invitan a una como una catedral) conlleva una dificultad añadida a la hora de traducir.
Pero vamos a lo que vamos: ¿existe algún modo de no caer en los errores (y horrores) de un falso amigo mal traducido? ¿Disponemos de alguna espléndida metodología para evitarlos? Mucho nos tememos que no hay fórmula matemática infalible, ni varita mágica que obre milagros: el mejor modo de evitar las zancadillas de un mal amigo es acabar conociéndolo bien (un poco como lo que ocurre con los falsos amigos de la vida real, ¿no?). Y, dado que cada par de idiomas cuenta con su propia lista de falsos amigos, te aconsejamos que elabores e interiorices tu propio listado específico en orden alfabético para cada par que trabajes, según te vayas topando con ellos. Puedes hacerlo en un documento de Excel, por ejemplo, que siempre resulta muy cómodo y visual. O, si lo prefieres, también puedes buscar diccionarios específicos, ya sea digitales o editados en papel. Que haberlos, haylos.
Sea como sea, la cuestión es que te familiarices (valga el juego de palabras facilón) con esos falsos amigos, pues si te invitan a algo es solo a la confusión y al bochorno. Y ya sabes que ese tipo de amistades, cuanto más lejos, mejor.

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