A punto de acabar el año, “habemus” actualización 23.6 del “Diccionario de la lengua española”, abriendo camino hacia la 24.ª edición de la obra, que se publicará en 2026, justo con el tercer centenario de la aparición del primer diccionario elaborado por la RAE. Una noticia que acaba de hacer pública Santiago Muñoz Machado, director de este organismo y presidente de la ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española), junto con la académica Paz Battaner, directora de dicho diccionario.
Esta vez, la actualización (que ya podemos encontrar en línea) abarca nada menos que 3152 novedades, que incluyen no solo nuevos términos, sino enmiendas a artículos ya existentes e incluso diversas supresiones. Entre las nuevas entradas de terminología procedente del ámbito social, tenemos la adición de palabras de uso creciente (y necesario) como “conspiranoia”, “edadismo”, “micromachismo” o “ruralizar”. También tenemos una nueva acepción para el término “brecha”, que en este caso se refiere a una “diferencia o distancia entre situaciones, cosas o grupos de personas, especialmente por la falta de unión o cohesión”. Por otro lado, también se han revisado y modificado las definiciones de “discapacidad” y “racismo” para hacerlas más inclusivas.
Y, en un mundo tan tecnificado, cómo no esperar nuevas incorporaciones del calibre de los términos “macrodatos” y “puntocom”, así como de las expresiones “comercio electrónico”, “obsolescencia programada” o “vida útil”. Mucho han tardado en admitirse.
Asimismo, también era de esperar que salieran a colación nuevos términos procedentes del mundo gastronómico: desde “panetone” (o su forma americana “panetón”) hasta el plato canario “sancocho”, por ejemplo. O las inevitables voces surgidas del ámbito médico, claro, entre las que cabe destacar “cortisol”, “hiperinmune” o “monodosis”, entre otras.
Curiosas son las incorporaciones de los adjetivos “cortazariano” y “garciamarquiano” (muy literarios ellos), así como “desquiciante” (¿en serio no estaba?) y “estraboniano”. Aunque, para curiosas, expresiones coloquiales como “copiota”, “gusa”, “mamitis” o incluso una que hemos escrito en nuestro primer párrafo: “habemus” (en el papal sentido de “tenemos”, por supuesto).
Para finalizar este repaso rapidito (o “básico”, si tomamos su nueva acepción como “sencillo o falto de complicación”), diremos que otras palabras que aparecen en la actualización son “manguito”, “micromecenazgo”, “microplástico”, “sobrevenido” y “cuarentañero” (que no solo los de treinta tienen derecho a su adjetivo, oye…).