Desgraciadamente, en los últimos tiempos nos hemos habituado demasiado al anglicismo “fake news”. Una expresión que podríamos traducir por “noticias falsas” o “noticias falseadas”, dependiendo de la premeditación (o no) de esa falta de veracidad. Sea como sea, lo que pocos pondrán en duda es que se ha convertido en una auténtica plaga. En pocos años, hemos pasado de inocentes consumidores de información a auténticos sabuesos desconfiados, que se obsesionan con rastrear hasta dar con una brizna de verdad. ¡Pero qué remedio! Y, de hecho, es algo que ya ha llegado a cubrir todos los ámbitos: desde la lectura de una simple noticia hasta búsquedas e investigaciones para solventar dudas durante una corrección o una traducción.
Ante semejante panorama, por supuesto resulta indispensable estar bien informados. Pero ¿sabes distinguir una buena fuente de una mala? No te preocupes, porque en la entrada de esta semana pretendemos darte unas breves pautas que tal vez te sirvan de ayuda.
FUENTE: Supongamos que, durante la corrección de un texto, te surge un pequeño dilema lingüístico. ¿Será mejor recurrir a la cuenta de Twitter de Pepito_Me_Molan_Las_Palabras o a las páginas web de la RAE o Fundéu? Quizá Pepito sea majísimo y muy apasionado de la lengua, pero, evidentemente, quien se lleva el gato al agua será la fuente más oficial y relevante, la que ofrezca un contenido más profesional y de más calidad.
AUTORÍA: Imagínate que en plena escritura de un relato sobre las brujas de Salem, ¡zas!, te sale la duda de si frotaban con sapos sus escobas o no. ¿Echas un vistazo a ese ensayo al respecto que escribió la popular cantante Alaska (que siempre te ha parecido bastante fan del tema) o al que escribió aquella doctora antropóloga (cuyo nombre no recuerdas) a partir de su tesis universitaria? Piénsatelo bien, porque tener nombre no siempre es tener renombre. Al menos en según qué campos.
FECHAS: Y hablando de renombre, mucha atención, pues este elemento es importantísimo pero no siempre es garantía de todo. Sí, cierto que la Enciclopedia Espasa tiene bastante más renombre del que tiene la Wikipedia. Pero, si vas a redactar (pongamos) un artículo conmemorativo del Día Internacional de la Visibilidad Transgénero, quizá acudir a la polvorienta Enciclopedia Espasa que te dejó en herencia tu abuelo no sea la mejor idea para actualizarte. La vida real evoluciona, pero mucho nos tememos que las páginas impresas que la describen no necesariamente van al unísono.
MÁS FECHAS: ¿Por qué insistimos en este punto? Porque, en efecto, hay que insistir. Vivimos en un mundo de ritmo frenético, donde a menudo no leemos las noticias enteras, sino que nos quedamos con el titular. Por eso a veces nos cuelan como de rabiosa actualidad noticias que en realidad se escribieron hace meses, e incluso hace años. ¿Cuántas veces te ha ocurrido que, por no haberse fijado en la fecha de redacción, algún contacto de Facebook ha compartido una noticia desfasada? Seguro que te ha ocurrido a menudo. En tiempos de COVID, el rebote indiscriminado de noticias desactualizadas ha generado más picos de la enfermedad de los que en realidad ha habido.
… Y MÁS FUENTES. Sí, cerramos el círculo regresando al primer punto con que habíamos empezado. Pero esta vez es para recordarte la importancia de que cotejes tus fuentes y no te quedes con lo primero que leas. Esto resulta doblemente fundamental en el caso de las noticias. De acuerdo, quizá aún creas en la existencia del periodismo objetivo y veraz (o en la de los Reyes Magos, por qué no…), pero tenemos un pequeño “spoiler” que hacerte: el periodismo objetivo y veraz no existe. O no tanto como nos gustaría. Según leas una misma noticia en un medio o en otro, puede cambiar por completo de signo (y no nos referimos a los del zodiaco). A menudo, un simple contraste de medios separa la información de la manipulación. O de la desinformación, por lo menos.