Seguro que los has usado más de una vez, porque se trata de un recurso lingüístico versátil que permite expresar mucho con muy poco: duda, ironía, anhelo, hartazgo… Nos referimos, por supuesto, a los puntos suspensivos. Eso sí, de tanto usarlos, tal vez los estemos usando por encima de sus posibilidades. Así que en esta entrada vamos a darte una serie de pautas para emplearlos como es debido. Y, claro está, también algunas para no meter la pata.

USOS CORRECTOS

ENUMERACIONES INCOMPLETAS: Quizá se trata del ejemplo más frecuente. Se produce cuando, en lugar de dejar una enumeración inconclusa con un “etcétera” o un “etc.”, lo hacemos con unos puntos suspensivos: “Me gusta todo tipo de pasta: espaguetis, macarrones, lasaña…”.
INTERRUPCIÓN: Puede ser intencionada (por diversos motivos, como dar por hecho que el interlocutor ya sabe sobradamente cómo termina la frase) o provocada por un factor externo (en un diálogo literario, puede deberse al propio interlocutor). Ejemplo: “Yo de ti aceptaría. Ya sabes lo que dicen: más vale pájaro en mano…”.
AUTOCENSURA: Esto nos viene muy bien cuando queremos dárnoslas de tan elegantes que preferimos evitar una palabra malsonante, pero, por otro lado, tampoco queremos suprimirla por completo, porque lo cierto es que estamos hasta los… Y con esto queda dicho el ejemplo, por supuesto.
PAUSA: Si hemos comenzado nuestra lista con el uso más habitual, cerramos ahora con el más versátil, pero también el más controvertido. Versátil porque puede expresar toda una gama de emociones (sorpresa, duda, anhelo…). Y controvertido porque, en muchos casos, ni siquiera es necesario su uso, y mucho menos su abuso. Veámoslo con un ejemplo: “No sé cómo decírselo… ¿Tú crees que se lo tomará mal?”.

USOS INCORRECTOS

TRES ERAN TRES: Los puntos suspensivos son solo tres, ni más ni menos. No creas que, por añadir cincuenta puntos seguidos, la duda que quieres expresar será más intensa que con solo tres. Si acaso, será más errónea desde el punto de vista ortográfico. Por supuesto, esto significa que jamás habrá que poner punto de cierre de frase tras puntos suspensivos, pues ellos mismos ya sirven de cierre en este caso. Eso sí, cuando los puntos suspensivos van detrás de una abreviatura finalizada con punto, como en “Sr.”, ese punto no se pierde, aunque eso implique que se acumulen cuatro puntos seguidos (“Usted era el Sr….”).
SIN ETCÉTERA: Como decíamos antes, los puntos suspensivos se usan en sustitución de un “etcétera”. Por lo tanto, evita combinarlos. Por favor, que no se te ocurra poner “… etcétera” ni “… etc.”. Elige.
SIN COMA: Si bien el uso de “etc.” y “etcétera” requiere poner antes una coma y un espacio, en el caso de los puntos suspensivos esto no ocurre, pues van pegados a la última palabra usada.
EN CAMBIO, SI VAN CON OTRO SIGNO, ESTE SE PONE DETRÁS: Ya sea coma, dos puntos o punto y coma, si tenemos que usarlos, siempre irán detrás de los puntos suspensivos, no delante. Ejemplo: “Mira que te dejé claro que tenías que lavar los platos, los cubiertos, los vasos…, pero tú a lo tuyo, como siempre”.
Y, SOBRE TODO, NO ABUSES. Ya lo hemos comentado antes, pero no está de más recordarlo: modera el uso de los puntos suspensivos. Que sí, que son un recurso que está ahí para utilizarse. Pero sin excesos. ¿Y cómo sabes que te estás excediendo? Tal vez un buen modo de empezar es preguntarte cada vez que vayas a usar puntos suspensivos si pierdes algún dato, matiz o efecto al no ponerlos. Te sorprenderás.

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