Ya hemos dicho en otras ocasiones que la RAE siempre llega tarde…, pero llega. Y este año no podía ser de otro modo. Lo decimos porque el pasado martes 28 de noviembre se presentó la última versión digital del “Diccionario de la lengua española” (DEL). Una versión donde quedan recogidos nada menos que 4.381 términos que incluyen, una vez más, novedades, enmiendas y modificaciones.
Como de costumbre, lo más llamativo es la incorporación de términos, así que veamos algunos de ellos. Por ejemplo, “aquaplaning”, un término que cualquiera que se haya sacado el carné de conducir lo ha oído más de una vez en la autoescuela, pero que hasta ahora no “existía” (desde el punto de vista académico). Aunque, si de usos habituales y que vienen de largo hablamos, ahí tenemos “regañás” o “cochifrito” (que los hemos comido a menudo, pero seguían sin “existir”) o “crack”, que por fin tiene su rinconcito en el DRAE.
También se añaden palabras típicamente nuestras como “chundachunda” (quienes hayan sufrido ese tipo de música fuerte o machacona sabrán de lo que hablamos). Y hablando de músicas machaconas, también se ha incorporado el sustantivo “perreo”, tan propio del reguetón.
Por otro lado, al fin tenemos en el DRAE voces que hacen claros guiños a la diversidad (como “no binario”, “micromachismo” y “disforia de género”), así como claros guiños a la lucha contra las voces que combaten dicha diversidad (como “machirulo” o una nueva acepción para “tóxico”). Bueno, quizá no sean exactamente guiños ni exactamente claros, pero desde luego podemos afirmar que se detecta cierta apertura de mente, como nos dejan ver las modificaciones que también se han realizado a los términos “matriarcado” y “patriarcado” para evitar sesgos.
También tenemos las inevitables incorporaciones relativas a ciencia, nuevas tecnologías y redes sociales (como “tecnociencia”, “cookies”, “pixelar” o “big data”), así como las que atañen a un tema que cada vez está más que arde (sí, va con segundas) como el medioambiente (por ejemplo, “huella ecológica”, “descarbonizar” o “biocapacidad”).
Y ya para ir cerrando, podemos mencionar una curiosidad bastante “friqui”: la incorporación del término “criptonita”. Curiosamente, un objeto que no existe y que ha tardado mucho menos en ser recogido en el DRAE que otros que sí existen. Aunque justo es destacar que, además de su acepción relativa al universo de Superman, también se recoge otra quizá más palpable: “Persona o cosa que neutraliza o merma las cualidades principales de algo o de alguien”.