Hay quienes creen que traducir es tan sencillo como trasladar una serie de palabras de un idioma a otro. Pero, en realidad, la labor de un traductor consiste en algo bastante más complejo que eso: seleccionar las palabras que recojan de forma más adecuada el mensaje y estilo del original para que suenen naturales en el idioma de destino, aunque eso suponga reajustar el modo en que dichas palabras se combinan, añadir algunas cuando sea necesario o incluso prescindir de otras si el texto nos lo pide.
Para lograr todo esto, los traductores cuentan con una serie de técnicas muy útiles, que pueden integrar en su texto del modo que mejor consideren, muy a menudo juntas y revueltas. En la entrada de esta semana veremos la primera tanda de ellas:
ADAPTACIÓN: Cuando se sospecha que un elemento de la cultura de origen no se va a entender en la de destino, se cambia por otro más o menos parecido de esta última. Así, en algunas películas dobladas de los años 80, aún se oía decir “carnaval” en vez de “Halloween”, pues por entonces dicha festividad anglosajona no era tan popular en nuestro país; al menos, entre el público general.
AMPLIACIÓN LINGÜÍSTICA: Consiste en usar en la traducción más elementos lingüísticos de los que consta el original. Así, el escueto “Fuck off” inglés puede traducirse de muchas formas, pero una de las más barrocas (y sonoras) es nuestro “Vete a tomar por culo”.
AMPLIFICACIÓN: Se trata de insertar formulaciones explicativas que no existen en el original, para así explicar un término que no se entendería de otro modo. Si tomamos la palabra alemana “Gestalt”, va a ser bastante difícil (por no decir imposible) encontrar un equivalente en español, pero podemos solucionarlo mediante una amplificación previa: “ese todo que va más allá de la suma de sus partes, su ‘Gestalt’”.
CALCO: En otra entrada ya hablamos de ellos y de lo peliagudos que pueden resultar a veces. Pero no hay ningún problema en recurrir a las traducciones literales cuando se hace con cabeza, como en “baloncesto” para “basketball”.
COMPENSACIÓN: Cuando no logramos reformular un fragmento de texto para que recoja todo transmitido en el original (ya sean juegos de palabras, fondos, formas, un ritmo específico, cierta sonoridad…), podemos recurrir a esta técnica, que consiste en intentar producir en otra parte del texto un efecto lo más parecido posible. Por ejemplo, si estamos traduciendo un poema donde en algunos versos no logramos trasladar bien una aliteración, siempre podemos renunciar a ella en ese punto, para en otra parte del texto insertar una que también produzca un efecto sonoro, aunque allí no la hubiera en el original.
COMPRENSIÓN LINGÜÍSTICA: Es lo opuesto a la ampliación lingüística. Se basa en sintetizar en la traducción elementos lingüísticos que se prolongaban más en el original. En los subtitulados se recurre bastante a esta técnica, por motivos obvios.
CREACIÓN DISCURSIVA: Con ella creamos de forma efímera, e imprevisible fuera de contexto, nuevos elementos para la traducción del original. Se ve con bastante frecuencia en títulos de productos audiovisuales, donde a menudo la versión “traducida” (pongámosle muchas comillas a ese adjetivo) no tiene nada que ver con el original. Ejemplo: la producción alemana “Der Himmel über Berlin”, que en castellano sí tuvo un título más equivalente como es “El cielo sobre Berlín”, pero que en inglés se adaptó a “Wings of Desire” (es decir, “Alas de deseo”).
DESCRIPCIÓN: Esta técnica se basa en cambiar un término del texto original por la descripción de su forma o función en el texto de destino. Se parece bastante a la amplificación, como vemos, solo que en el caso de la descripción se prescinde por completo de mencionar el término original. Por ejemplo, “fideos gruesos y alargados en un caldo con verduras” en vez de “ramen”.
EQUIVALENTE ACUÑADO: Y cerramos este primer bloque de técnicas de traducción con esta, que consiste en usar un término previamente reconocido como equivalente en la lengua de destino. La vemos mucho a la hora de traducir refranes y frases hechas. Así, “It’s raining cats and dogs” no se traduciría por “Están lloviendo perros y gatos” (eso no tiene ningún sentido en nuestro idioma), sino por “Llueve a cántaros” o “Llueve a mares”.
Hasta aquí la primera parte de técnicas de traducción. El mes que viene, más.
Trackbacks/Pingbacks